El sarampión es una enfermedad producida por un virus, del género Morbillivirus. Se trata del único virus de este género que provoca enfermedad en el ser humano y que se destruye con los rayos ultravioleta, la luz y el calor. La enfermedad que produce se incluye dentro de las llamadas “exantemáticas”, que significa que una parte de sus manifestaciones incluye manchas en la piel.
Es posiblemente la enfermedad infecciosa más contagiosa, de manera que cada paciente puede contagiar hasta a 15-20 personas a su alrededor.
¿Cómo se contagia?
El sarampión se propaga a través de la tos y los estornudos del paciente, y su contagio se inicia un promedio de 5 días antes de la aparición de las manchas en la piel -período de máxima diseminación- y se mantiene 5 días después de ésta.
Los primeros síntomas suelen aparecer 10 días después del contagio y la manifestación en la piel, unos 14 días después.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los síntomas del sarampión se distribuyen en unas fases o períodos muy bien delimitados:
- Período de incubación: una vez que el virus entra en el organismo, se inicia la incubación de la enfermedad, que dura, por término medio, unos 10-12 días.
- Período prodrómico: se llama así a la fase en la que se inician los primeros síntomas y suele durar unos 3-4 días. En esta fase, el paciente puede presentar:
- Fiebre, que asciende con rapidez y se mantiene elevada.
- Síntomas digestivos como dolor abdominal y diarrea.
- Catarro muy característico, acompañado de conjuntivitis intensa con lagrimeo y un enrojecimiento de los ojos (incluso con secreciones purulentas).
- Tos seca, irritativa, que puede llegar a ser laríngea (la conocida como “tos perruna”).
- Cara llena de manchas (“facies sarampionosa”).
- Manchas blanquecinas en la mucosa interna de las mejillas: se asemejan a salpicaduras de azúcar que resaltan sobre la mucosa enrojecida a su alrededor y reciben el nombre de “manchas de Koplik”. Son muy fugaces y solo aparecen 1-2 días antes de las manchas en la piel, y desaparecen 1-2 días después.Durante estos días, el aspecto de la cara del enfermo es muy llamativo y se denomina “facies sarampionosa”.
- Período exantemático: en el que ya aparecen las manchas en la piel, acompañadas de:
- Fiebre alta, que alcanza los 39-40ºC.
- Manifestaciones catarrales previas, con tos seca intensa.
- “Exantema” o manchas de color rojo violado: se inician en la cara, detrás de las orejas, en las alas de la nariz, alrededor de la boca y del mentón y en la espalda. Por lo general, el primer día se mantienen en la cara, al día siguiente aparecen en el tronco y el tercer día, en las extremidades, respetando las palmas de las manos y las plantas de los pies.
A partir del segundo día de esta fase, la fiebre desciende y el estado general mejora. La duración media de la erupción de piel es de 7 días.
4. Período de declinación: el estado general mejora progresivamente y en la piel aparece una típica descamación.
Cuatro de cada diez personas pueden sufrir complicaciones
Las complicaciones derivadas de esta enfermedad pueden ocurrir hasta en un 30%-40% de los casos y son más frecuentes en el lactante menor de un año y en la persona adulta.
Su severidad es variable, y van desde la otitis media o la queratoconjuntivitis, hasta otras complicaciones más importantes de tipo respiratorio y neurológico:
- Complicaciones respiratorias: el sarampión puede ocasionar neumonía de intensidad variable, provocando, en algunos casos, la hospitalización e incluso la muerte.
- Complicaciones neurológicas: se distinguen tres tipos:
- Encefalomielitis: es más frecuente en adultos y produce fiebre, convulsiones y trastornos muy variados que pueden tener una mortalidad de hasta un 30%.
- Encefalitis: es poco frecuente pero muy grave y suele aparecer en personas con las defensas bajas (inmunodeprimidos).
- Panencefalitis esclerosante subaguda: complicación muy poco frecuente que aparece años después de padecer la enfermedad. El virus se queda en el organismo, produciendo una enfermedad progresiva que lleva al coma.
¿Cuál es el tratamiento?
En el sarampión, no existe un tratamiento específico, pero sí se suelen tratar los síntomas, como la fiebre, para la que es recomendable paracetamol e ibuprofeno. Además, es necesaria una correcta higiene de la piel y los orificios (ojos, nariz…), y, en algunos casos, se puede necesitar tratamiento antibiótico si se complica con sobreinfección bacteriana.
Según recomendación técnica del PAI y la OMS, se prevé modificar el esquema de vacunación de la SPR, y aplicar la primera dosis a los 12 meses vida y, la segunda dosis, a los 18 meses. (Fuente: MSPB)